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La Dermatitis atópica



Qué es

La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel que aparece en la cara y el cuerpo de bebés, niños y adultos. Se caracteriza porque las personas que la padecen sufren anomalías y lesiones en su piel.

La prevalencia de la dermatitis atópica varía dependiendo de la zona geográfica en la que esté el paciente y, en general, es mayor cuanto más al norte y más alto sea el nivel de desarrollo industrial de la zona.

En España, entre el 5 y el 10 por ciento de los niños pueden tener en algún momento de su infancia dermatitis atópica.

Causas

Los dermatólogos aún no han encontrado cuál es el origen de la dermatitis atópica. No obstante, sí se sabe que existen una serie de factores que pueden influir en la aparición de esta enfermedad de la piel:


  • Genética: Las últimas investigaciones han demostrado que existe una relación entre el asma, la dermatitis atópica y la fiebre del heno. Si cualquier de los padres tienen alguna de estas patologías, las probabilidades de que su hijo tenga dermatitis atópica aumentan considerablemente.

  • Edad de la madre: Conforme mayor sea la madre en el momento de dar a luz, el riesgo de desarrollar dermatitis atópica aumenta. Además, las mujeres tienen más posibilidades de tenerla que los hombres.

  • Clima: Los ambientes fríos y las ciudades contaminadas incrementan las opciones de que una persona padezca dermatitis atópica.


Además, existen otros factores que también pueden actuar como desencadenantes de la enfermedad, como las alergias alimentarias, al polvo, el uso de tejidos como la lana y el nylon, fumar tabaco, el estrés, el insomnio o el sudor, entre otros.


Síntomas

En algunos casos la dermatitis atópica aparece en los primeros meses de vida. Los bebés pueden desarrollar lesiones rojas, exudativas y costrosas en la cara, el cuero cabelludo, en la zona de los pañales, en las manos, los brazos, los pies o las piernas. Por lo general, la dermatitis desaparece hacia los 3 o 4 años de edad, a pesar de que con frecuencia vuelve a manifestarse.

Los pacientes pueden presentar prurito muy intenso y prolongado, que produce con frecuencia trastornos emocionales, que algunos han interpretado erróneamente como la causa.

Las lesiones se distribuyen de manera característica, invadiendo cara, cuello y la parte superior del tronco ("capucha de mono"). Así mismo ataca los pliegues de los codos y las rodillas.

En los lactantes, la erupción se inicia en las mejillas y con frecuencia es vesicular y exudativa. En niños es seca, correosa y liquenificada. Los adultos suelen tener lesiones secas correosas, hiper o hipopigmentadas de distribución típica.


Por razones desconocidas, los individuos con dermatitis atópica de curso prolongado, en ocasiones desarrollan cataratas entre los 20 y los 30 años de edad.

En los que padecen dermatitis atópica, el herpes simple, que normalmente afecta a una pequeña zona y es leve, puede producir una grave enfermedad con eccema y mucha fiebre (eccema herpético).


Prevención

Dado que no se conocen las causas específicas que provocan la aparición de la enfermedad, los especialistas tampoco han establecido las acciones que puede llevar el paciente para prevenir la dermatitis atópica.

Sin embargo, existen factores modificables, como dejar de fumar, cuidar el tipo de ropa que utiliza para vestir e intentar vivir en zonas no contaminadas y cálidas.

Tipos

Según la Asociación Española de Pediatría, la dermatitis atópica se puede dividir clasificar principalmente en tres tipos:


Dermatitis atópica del lactante

Este tipo suele empezar sobre los cinco meses de vida (aunque en algunos casos se manifiesta antes). Los bebés pueden tener lesiones de eccema seborreico que, poco a poco, pueden evolucionar hasta convertirse en una dermatitis o eccema atópico.

Suele ubicarse en la cara, excepto en el área que rodea los ojos, la boca y la nariz. También puede aparecer en las orejas, el dorso de las manos o el cuero cabelludo. El prurito permanece de forma constante.


Dermatitis infantil

Suele comenzar alrededor de los dos años y perdurar, dependiendo del niño, hasta los 7 años o el comienzo de la pubertad.

Las lesiones son frecuentes en los codos y las rodillas, aunque también pueden manifestarse en otras zonas del cuerpo.


Dermatitis del adulto

Cuando el paciente ha pasado la pubertad, las lesiones típicas que aparecen son placas de liquen simple crónico. Estas placas tienen un grosor de la piel mayor y es frecuente que sobre ellas aparezcan excoriaciones.

Las zonas habituales donde se manifiestan son la nuca, los pies, el dorso de las manos, la zona de extensión de las piernas y de flexión de las muñecas.


Diagnóstico

El diagnóstico de la dermatitis atópica se basa en la clínica.

Los especialistas suelen tener en cuenta la presencia de dos o más de los siguientes factores para establecer el diagnóstico:

  • Antecedentes personales o familiares de enfermedades atópicas.

  • Reactividad inmediata a las pruebas cutáneas.

  • Dermografismo blanco o blanqueamiento tardío a agentes colinérgicos.

  • Cataratas subcapsulares anterior o posterior.

Además, pueden tener en cuenta que tengan cuatro o más de las siguientes características:

  • Palmas con xerosis, histiosis o hiperlineales.

  • Pitiriasis alba.

  • Queratosis pilaris.

  • Oscurecimiento infraorbitario/palidez facial.

  • Pliegues infraorbitarios de Dennie-Morgan.

  • Aumento de la IgE sérica.

  • Queratocono.

  • Tendencia a dermatitis inespecífica de las manos.

  • Propensión a infecciones cutáneas repetidas.

Tratamientos

No existe cura para la dermatitis atópica. El tratamiento está dirigido a reducir la agresividad de las erupciones, aliviar al paciente y mejorar su calidad de vida.

En la actualidad, la base de la terapia tópica son los corticoides, que, si se utilizan bien pueden llegar a controlar adecuadamente la enfermedad en la mayoría de los casos.

La elección del corticoide dependerá del tipo de lesión y de la zona donde ha aparecido, por lo que es fundamental que el paciente consulte con su dermatólogo para que le asesore sobre el tratamiento que se adapta mejor a sus características individuales.

Además, en algunos casos los expertos pueden aconsejar una terapia sistémica que se basa en antihistamínicos orales, que tienen propiedades sedantes y junto con el tratamiento tópico puede ser de gran utilidad, especialmente si hay sobreinfección.


Otros datos

Antes de iniciar el tratamiento el paciente debe saber que la dermatitis atópica no es una alergia y que no se va a resolver por eliminar ciertos alimentos de su dieta.


Es fundamental que el paciente evite todas las circunstancias que provocan prurito, como el contacto con la lana o la sequedad ambiental.


Respecto a la higiene, los pacientes deben tener una buena higiene, aunque el exceso de agua y jabón es perjudicial. Ante esto, los expertos recomiendan las duchas frente a los baños, no utilizar agua especialmente caliente y con un gel de pH ácido. Tras la ducha puede aplicar una crema emoliente en todo el cuerpo.



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